Cuanta la fábula que una rana era muy generosa, vivía a orillas de un río, y cuando llegaba la época de las lluvias ella ayudaba a cruzar el río a orillas del cual vivía todos los animales que no podían o se les dificultaba hacerlo.
Un día llego a las orillas del rió un escorpión y le pidió a la rana que lo ayudara a cruzarlo: "Mi deseo es atravesar el río, pero no se nadar, le dijo. Por favor ranita, cruzame hasta la otra orilla sobre tu espalda".
La rana, muy sabia, y que ya había aprendido durante su larga vida llena de desencantos que hay ciertos animales que nunca cambian, le respondió enseguida: "¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Tu estas loco, ni pensarlo! ¡Yo te miro y veo en tu espíritu la suficiente maldad para saber que si dejo que te acerques a mi, me inyectarás tu veneno y me mataras!"
A lo que el escorpión le respondió con una gran retórica: "No seas tonta. Como te voy a picar con mi veneno letal? Si lo hago nos hundiríamos y yo, que no sé nadar, moriría ahogado junto a ti también."
La rana se negó al principio, desconfiando del escorpión por su propio presentimiento, pero ante la incuestionable lógica del escorpión termino aceptando. Lo cargó sobre su espalda, y comenzaron a cruzar el río. Todo iba muy bien. La rana nadaba con soltura a pesar de que llevaba sobre su espalda a un escorpión; y poco a poco le fue perdiendo el miedo al animal que cargaba generosamente sobre su espalda.
Llegando a la mitad del río, cuando ella creía que ya lo peor había pasado, el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo en su espalda y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo y comenzaron a fallarle las fuerzas, y sin poder nadar comenzó a hundirse con el escorpión sobre su espada. Mientras ambos se ahogaban, le pregunta incrédula al escorpión:
"-¿Pero por qué lo has hecho?"; ante lo que el escorpión sin inmutarse aun cuando se estaba ahogando le respondió: "No pude evitarlo. Esta en ser, así soy yo, es mi naturaleza". Y juntos desaparecieron en las profundas aguas del río.
El ser humano nace bueno, es nuestra naturaleza, ya que todos hemos sido creados iguales, a imagen y semejanza de la divinidad y provenimos de su esencia . Sin embargo Dios nos otorgo el libre albedrío, y así es como elegimos y somos lo que queremos ser. Hay gente que elige ser "escorpión" para llamar la atención ya sea por su presencia o por el temor que genera y los demás sienten hacia ellos. Y hay gente que elige ser "rana” y ayudar a los otros. Esta es la gente en la que puedes confiar y a la que deberías buscar, porque son las ranas quienes dejan una huella positiva en nuestras vidas, una huella de amor, de cariño, amistad, lealtad, bondad, empatia, compasión y solidaridad.
Existe todo tipo de gente. Los escorpiones siempre terminaran solos o rodeados de escorpiones u otros animales iguales a ellos, rastreros y ponzoñosos. Las ranas podrán de vez en cuando encontrarse con escorpiones, pero pueden evitarlos, y buscar otras ranas, y cuando las ranas se encuentran viven en armonía, rodeadas de amor, paz, y reina entre ellas la felicidad.
Aléjate de la gente ponzoñosa cuya "naturaleza" es estar escupiendo veneno y cuyas malas intenciones te pueden afectar, e incluso, no te dejarán vivir.
No trates de engañarte con alguien creyendo que es o puede ser diferente de que elige ser, hay personas que sacan sus peores instintos sin importarles las consecuencias de sus actos, ni dañarse a si mismos o a quien les tiende una mano.
Los animales en la vida real no pueden decidir, porque actúan acorde a su naturaleza. Pero nosotros si podemos elegir, porque en nuestra naturaleza existe la conciencia y la libertad, y es con esta conciencia y esta libertad que decidimos como somos y como actuamos.
Tu decides eres quien decide si seras una rana o un escorpión, tu escoges en que te conviertes y como terminarás tu vida.